¿Puede la teología fundamentar nuestra fe? No. La teología no puede fundamentar la fe. Jesús es el objeto, el fundamento de la fe cristiana, no la teología, el discurso sobre Jesús.
La teología, según Hans Küng «consiste precisamente en una metódica, cauta y científica justificación de todo discurso sobre Dios y dirigido a él». Por lo tanto, la teología no puede fundamentar la fe cristiana ni tampoco destruirla sencillamente porque la fe es creer en el Dios que nos habla a través de Jesús.
¿Para qué sirve, entonces, la teología? La teología puede ser servidora de la fe. El estudio serio de la teología puede sacudirnos de «las falsas seguridades tanto de la credulidad acrítica como la de la incredulidad crítica. La misma fe puede purificarse así de supersticiones indebidas y de ideologías interesadas.»
Entonces, la fe cristiana no está basada en la teología sino en la persona de Jesús.
Ahora, ¿qué significa creer?
¿Es la fe cristiana asunto del entendimiento?
Considerar la fe como un simple acto de entendimiento, como un conocimiento teórico, como una aceptación intelectual de textos bíblicos y normas eclesiásticas e incluso como un asentimiento a afirmaciones más o menos improbables es malentender la fe en sentido intelectualista.
¿Es la fe cristiana asunto de la voluntad?
Considerar la fe como un simple acto de la voluntad, como una decisión volitiva con falta de evidencia, como una ciega aventura, como un injustificado salto en el vacío, como un credo quia absurdum o incluso como un deber de obediencia es malentender la fe en sentido voluntarista.
¿Es la fe cristiana asunto del sentimiento?
Considerar la fe como un mero acto del sentimiento, como una emoción subjetiva, como un simple acto de creer (fides qua creditur) sin contenido (fides quae creditur) en el cual importa más el hecho de creer que lo que se cree es malentender la fe en sentido emocional.
La fe cristiana es, más bien, una entrega incondicional y un abandono confiado del ser humano entero, con todas las fuerzas de su espíritu, al mensaje cristiano y al que en él viene anunciado; es decir, un acto del entendimiento, de la voluntad y del sentimiento, una confianza que incluye una aceptación intelectual.
Los cristianos no creen en la Biblia, sino en aquel de quien ella da testimonio. Creer en la Biblia más que en la persona de Jesús de quien da testimonio se llama biblicismo.
Los cristianos no creen en la tradición, sino en aquel a quien ella transmite. Creer en la tradición más que en la persona de Jesús quien transmite se llama tradicionalismo.
Los cristianos no creen en la Iglesia, sino en aquel a quien ella anuncia. Creer en la Iglesia más que en la persona de Jesús a quien ella anuncia se llama autoritarismo.
El biblicismo (común en círculos evangélicos protestantes), el tradicionalismo (común en círculos ortodoxos) y el autoritarismo (común en círculos católicos), según Hans Küng, son formas deficientes de la fe cristiana.
«La realidad a la que el hombre puede asirse en el tiempo y en la eternidad no son los textos bíblicos ni los Padres de la Iglesia, ni tampoco el magisterio eclesiástico: es el mismo Dios que ha hablado al creyente a través de Jesucristo. Los textos bíblicos, las declaraciones de los Padres y de las autoridades eclesiásticas no quieren ser ni más ni menos que expresiones –con diversa acentuación– de esta única fe.»
La única fe robusta y segura es la que tiene por fundamento al Dios de Jesucristo.
Fuente: Hans Küng. (2008). Ser cristiano. Madrid: Editorial Trotta, pp. 166-168.