Una de mis historias favoritas en la Biblia es la historia de Rut. Seguramente como yo, muchos de ustedes han podido apasionarse en más de una ocasión con esta historia. Aunque el 1:16 es el versículo más conocido, en el 2:12 encontramos palabras de Booz hacia Rut. Palabras que no solo fueron de gran consuelo y seguridad, sino también contienen gran teología y enseñanza para la iglesia del siglo XXI: «El Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste . . .».
Necesitamos tomar en cuenta la cultura y el tiempo en el que Rut decidió dejar a Moab y seguir a su suegra a Israel. Para poder tomar en cuenta el tiempo y la cultura en la historia de Rut, necesitamos recordar dos cosas. Primero, el libro de Rut comienza diciéndonos que esta historia sucedió en el tiempo de los Jueces. Segundo, el libro de los Jueces termina diciéndonos que, en ese tiempo, «cada uno hacía lo que quería». Por lo tanto, si sumamos la hambruna que hay entre esos pueblos, la historia de Rut no se llevó sucedió en un tiempo fácil, por lo contrario, era un tiempo de poco respeto por el prójimo y por la ley de Jehová.
Sin importar todo esto, Rut decide ir a Israel y hacer suyo al Dios de los israelitas. Según el capitulo 2 de Rut, ella decide salir a trabajar, adentrarse en la cultura y la sociedad, de nuevo, sabiendo que es un tiempo difícil y mucho mas difícil para una mujer viuda y desamparada como lo era Rut. Sí, su vida pudo haber estado en peligro, no eran tiempos fáciles, había muchos problemas sociales, y ella es mujer y extranjera. Definitivamente Rut tuvo mucho valor al decidir salir y trabajar. No sabía lo que le esperaba. Ella esperaba encontrar refugio en el Dios de Israel y en su pueblo en medio de un tiempo difícil.
Cada vez que pienso en esto, pienso en lo valientes que son muchas personas en nuestro tiempo al salir de su “cultura”, de su zona de confort, y de su área segura, para “buscar refugio” entre el pueblo de Dios. Muchos tenemos tantos años entre los círculos religiosos que se nos ha olvidado el valor que requiere ir por primera vez a reunirse con una comunidad de fe. ¿Recuerdas la primera vez que asististe a una reunión? ¿Recuerdas los nervios?
En la historia de Rut, afortunadamente, ella se encuentra con un hombre que representa perfectamente el carácter de Dios. Rut puede experimentar el consuelo y el refugio de Jehová a través de su pueblo. Booz le dice, «que bueno que viniste, Rut, estas son las alas de Jehová, bienvenida» no solo con palabras sino con su ejemplo y con su amor.
La pregunta es, ¿somos el refugio de Dios para los que vienen por primera vez? Cuando personas como Rut se arman de valor para venir a morar entre el pueblo de Dios, ¿pueden ellos verdaderamente experimentar sus alas?
Que alegría cuando es así. Que triste cuando vienen y ven todo menos a un pueblo unido, amoroso y lleno del carácter de Jehová.
Rut, sin saber lo que le esperaba, se hizo vulnerable y descubrió al maravilloso Dios de los hebreos, al Dios verdadero.
Qué su iglesia, su pueblo, nosotros, seamos sus alas. Qué las personas que vengan encuentren sombra y refugio, la sombra y el refugio que toda su vida han buscado.