Un himno de Simeón el Nuevo Teólogo: ¡Busquemos, pues, todos a aquel es que es único capaz de librarnos de las cadenas! ¡Anhelemos a aquel cuya belleza llena de estupor todo pensamiento, todo corazón, que seduce a todas las almas, les da alas para volar hacia el amor, y las suelda y las une con Dios para siempre!