Existen varios motivos por los cuales leemos. A veces leemos para informarnos y a veces leemos para nuestra transformación. Leemos para nuestra transformación porque queremos aprender algo que nos puede ayudar a crecer, a madurar espiritualmente.
¿Qué tal si aprendiéramos a informarnos para nuestra transformación?
Existen también dos principales maneras para ser transformados espiritualmente: reflexión y praxis. En otras palabras, el estudio, la meditación de la Palabra de Dios, el sano y fructífero debate que se da entre creyentes y luego la práctica que se da en la predicación de la Palabra, el servicio y la participación en la misión de Dios.
Debemos leer primeramente la Biblia porque fue una de las maneras en que Dios quiso darse a conocer a la humanidad. En las Escrituras podemos aprender quién es Dios y cuál es su deseo para la humanidad.
Debemos leer también libros escritos por otros cristianos a través de los siglos. ¿No es suficiente con leer la Biblia? Es muy importante aprender a conversar con otros creyentes acerca de la revelación de Dios, su interpretación y su aplicación en distintos contextos. La Biblia no fue escrita para individuos sino para la comunidad cristiana.
La comunidad cristiana ha existido alrededor del mundo y a través de más de dos mil años. Las sagradas escrituras y las obras teológicas que han producido los cristianos a través de estos años pertenecen a la comunidad y existen para nuestra educación, para nuestra edificación.
La Biblia fue escrita para ser leída e interpretada en comunidad. ¿Qué mejor acercamiento a la Palabra revelada de Dios que en una comunidad de creyentes fieles?
Es por eso que tenemos el agrado de invitarles a participar en nuestro primer Café Teológico, una comunidad virtual de lectores cristianos. Vamos a leer y conversar sobre el libro, Sorprendidos por la esperanza: repensando el cielo, la resurrección y la vida eterna del teólogo e historiador N.T. Wright.
Para más información sobre el Café Teológico, hacé clic acá.