La fe y la duda

La fe y la duda

¿Es malo tener dudas? ¿Es pecado dudar en cuanto a la fe en Cristo? ¿Está mal pensar dos veces las convicciones que tenemos acerca de la vida que llevamos con Jesús? 

 

El cristiano que no duda, no piensa. El cristiano que no duda nunca no pasa tiempo reflexionando acerca de la realidad de su fe y su diario vivir. 

La incredulidad de Santo Tomás, Caravaggio

La incredulidad de Santo Tomás, Caravaggio

Ciertamente, la duda podría ser letal sólo y cuando la dejamos crecer, cuando la alimentamos y cuando no buscamos aclararla. Sin embargo, la duda es algo natural y hasta ventajosa. ¿Pueden ser de provecho las dudas? ¡Claro que sí! 

 

Las dudas que tenemos pueden ser puntos de partida para llegar a una comprensión mayor de nuestra fe y de la vida en Cristo. Si nunca analizamos nuestra vida, si no meditamos en la Palabra, si no contemplamos los propósitos de Dios, no tendremos por qué ejercer nuestras mentes. No tendremos por qué estirar nuestra imaginación. 

 

El filósofo español Miguel de Unamuno tuvo muchas dudas acerca de Dios y de la fe cristiana. Sus escritos están llenos de ansiedad, reclamos y de interrogativas. La siguiente cita es una muestra de su convicción acerca de aquellos que no dudan:

Los que dicen que creen en Dios y sin embargo ni le aman ni le temen, en realidad no creen en Él, sino en aquellos que les han enseñado que Dios existe. Los que piensan que creen en Dios, pero no tienen pasión alguna por Él en el corazón, ni angustia en la mente, ni incertidumbres, ni dudas, ni elemento alguno de desesperación aún en medio de su consuelo, sólo creen en un Dios-idea, no en Dios.
— Miguel de Unamuno

Dios escapa nuestra total comprensión. Es un ser infinito. Sus caminos son más altos que los nuestros, sus propósitos, a veces indescifrables. Debería preocuparnos un sentimiento de autosuficiencia, una falsa satisfacción por haber entendido completamente a Dios. Unamuno dice que aquellos que no luchan con Dios realmente no creen en Él, sino en una idea llamada Dios.

 

¿Tenés dudas? ¡Genial! ¡Orá, meditá en las Escrituras, investigá, consultá con tus hermanos y hermanas cristianos! Seguramente no sos el primer ni el último cristiano con esa misma duda. Recordá que las dudas pueden ser puntos de partida para una mayor comprensión y apreciación de la verdad revelada. ¡No tengas miedo! 

 

Unamuno se mantuvo escéptico acerca de la fe cristiana. En cuanto yo sepa, nunca se convirtió en discípulo de Jesús. Lo admiraba y de cierta forma, quería creer en Él. Sin embargo, nunca dejó que Dios aclarara sus dudas a través de su Palabra y el Espíritu de la verdad. ¡No te quedes con la duda! ¡Dejá que Dios transforme tu duda en un nuevo y mayor entendimiento de la realidad!