Mi abuelo no era capaz de disimular su desdén por los libros. Tenía un par de libros en su casa y por supuesto, tenía un par de Biblias. Mi abuelo leía la Biblia regularmente durante toda su vida. De todas maneras, siempre sospechaba que los libros, más que nada libros de literatura y filosofía, eran superfluos y hasta peligrosos.
Admiro la elevada posición que mi abuelo daba a las Sagradas Escrituras. Siempre me decía, «lee la Biblia, hijo», «no te olvides que la Biblia es la Palabra de Dios» y «no te desvíes de lo que dice la Biblia». Agradezco a Dios por pertenecer a una tradición cristiana que privilegia la revelación escrita de Dios por sobre todos los demás escritos. Sin embargo, mirar siempre con sospechas a los demás libros, especialmente a esos libros «no cristianos» también disimula un peligro.
El peligro sería que dejemos formar nuestra imaginación por otros medios, medios que sean deshumanizantes. Todo ser humano es maleable. Vivimos en sociedad y estamos siempre expuestos a diferentes visiones de la vida. Según el crítico literario T.S. Eliot, la lectura de cualquier libro «afecta todo nuestro ser, afecta nuestra existencia moral y religiosa». Dice que no debemos leer literatura, poesía y filosofía sin meditarla y ver cómo nos afecta. Pero también nos dice que la literatura, tanto en prosa como en poesía, puede afectarnos positivamente. La literatura puede volvernos más humanos, más como Jesús si leemos con los ojos bien abiertos.
La literatura tiene la capacidad de revolucionar nuestra imaginación. Víctor Hugo en su obra, Les Misérables nos muestra el poder de las ideas para transformar la realidad. También nos enseña el poder de la redención y el perdón.
La literatura tiene la capacidad de volvernos más solidarios unos con otros. Chinua Achebe tiene la capacidad de ayudarnos a entender mejor las culturas de diferentes tribus en Nigeria de manera que los humaniza - los aleja de lo exótico y los dignifica (Todo se desmorona). Chimamanda Ngozi Adichie tiene la capacidad de enseñarnos la realidad del migrante africano a otros continentes para que podamos entender su lucha y su humanidad (Algo alrededor de tu cuello).
La literatura tiene la capacidad de recordarnos que vivimos en un mundo encantado, un mundo atravesado por lo espiritual. T.S. Eliot escribió una gran obra poética, La tierra baldía en que describía su percepción oscura y pesimista del mundo. Luego de su conversión al cristianismo, escribió Cuatro cuartetos que revela un nuevo paradigma y esperanza para la transformación total de la realidad.
Lo sagrado, lo divino y lo trascendente nunca están muy lejos en muchas grandes obras de la literatura universal. No hay que ir a las «librerías cristianas» para descubrir libros que te iluminan, te consuelan o te desafían a vivir la realidad del reino de Dios en el presente.
Acá les comparto una lista de autores y sus obras que pueden encontrar en la mayoría de las librerías que valen la pena leer:
William Blake, Poesía
Ernesto Cardenal, Poesía
G.K. Chesterton, Novelas,San Francisco de Asís
San Juan de la Cruz, Poesía
Sor Juana Inés de la Cruz, Poesía
Dante, La divina comedia
Annie Dillard, Una temporada en Tinker Creek
John Donne, Los sonetos sagrados
Fiódor Dostoyevski, Los hermanos Karamazov
T.S. Eliot, Cuatro cuartetos
Gustave Flaubert, La tentación de San Antonio
Graham Greene, El poder y la gloria
Victor Hugo, Les Misérables
C.S. Lewis, Las crónicas de Narnia, La trilogía cósmica
Gerard Manley Hopkins, Poesía
Czesław Miłosz, Poesía
John Milton, El paraíso perdido
Flannery O’Connor, Cuentos cortos, Misterio y maneras
Rainer Maria Rilke, Libro de horas
Shūsaku Endō, Silencio, El samurái
Lev Tolstói, Relatos, Cuánta tierra necesita un hombre, La muerte de Iván Ilich, Resurrección
John Updike, Novelas
¿Cuáles otros libros me pueden sugerir?
Bibliografía:
Antonio Blanch. (2002). El espíritu de la letra. Acercamiento creyente a la literatura. Madrid: PPC.
T.S. Eliot. Cuatro cuartetos. Traducción de Buenos Aires Poetry.
T.S. Eliot. “Religion and Literature” en (1999). Selected Essays. London: Faber and Faber.