Le dedico este soneto a mi amigo y su comunidad en España luego del fallecimiento de un hermano querido.
Soneto Sagrado X
Muerte, no te envanezcas, aunque te hayan llamado
poderosa y terrible, porque no eres así,
pues los que tú supones que has vencido no mueren,
pobre muerte, ni puedes a mí mismo matarme.
Del reposo y del sueño, dos imágenes tuyas,
surge un goce mayor, y los que te has llevado
y son nuestro tesoro, obtendrán sin tardanza
la paz para sus huesos, libertad para el alma.
Del destino, el azar, de los reyes y la ira
siempre esclava, convives con el mal, el veneno
y las guerras, ¿acaso los hechizos y filtros
no adormecen también? ¿De qué, pues, te evaneces?
Tras un sueño muy breve hay la eterna vigilia,
y no habrá ya más muerte: ¡muerte, tú morirás!
John Donne, 1572-1631